-¡Corre!, apresúrate, hay que subir a cubierta.
Raquel y yo somos compañeras además de amigas, juntas nos hemos embarcado en esta aventura. No nos falta entusiasmo ni empeño, pensamos que este proyecto de la Universidad se ajusta al rumbo que queremos tomar. Nuestra aportación servirá para limpiar parte de la basura que flota como archipiélagos venenosos sobre el mar. Mueren multitud de aves marinas y mamíferos acuáticos a causa de esta polución.
La tormenta amaina, entre las ponzoñosas nubes se asoma una luz que despierta el alma, amanece sobre nuestra inmensa pequeñez.
El claqueteo in crescendo atrae nuestra atención, un abanico de desperdicio plástico flota a la deriva, una inmensa postilla; una herida hostil y despiadada.
Llegado a este punto Martín nos da instrucciones a todo el equipo de voluntarios, ¡aquí hay mucho que atrapar!
Funcionando como piezas encajadas en un puzle, la labor disminuye y concluye. No las fuerzas y las ganas de engullir esta lacra.
Pronto volveremos a casa, dejando atrás cielo plástico y agua, alimentado el corazón de belleza, aflicción y firmeza. ¿Puede alguien detener el despropósito de esta injusticia?
(Categoría La Rioja)
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