jueves, 21 de abril de 2016

DESCARRÍO. - Por J.L.S.

El olor se hacía insoportable, casi tanto como el calor. No corría el viento, apenas existía; una leve brisa acariciaba su pelo, mezclada con el humo. El cielo, atroz como el peor de los sueños, ocultaba toda esperanza. Las nubes negras colmaban el espacio y las enormes columnas de humo ascendían hasta perderse en la inmensidad. La tierra estaba seca, sin el menor ápice de vida. Era como el barro seco. La arena estaba árida y con un toque rojizo parecido al óxido.

—¿Por qué me has traído aquí? -Preguntó el joven. Estaba confundido. Tapaba con las manos sus fosas nasales para no seguir respirando aquel aire desalentador.

—Me preguntaste como sería la Tierra dentro de cien años y yo te respondo, muchacho –manifestó el anciano-. No me creíste cuando te dije que tenía el poder de visualizar el futuro, de ver a través de los ojos del tiempo.

—Pero…aquí no hay nadie. No veo nada, solo humo y arena.

—Ya nada existe –declaró el anciano-. La guerra del petróleo acabó con todo. Fue el principio del fin. Las energías alternativas quedaron terminantemente prohibidas y su investigación quedó relegada al olvido. El planeta no pudo soportarlo…y acabó con nosotros. Y nosotros con todo.

—¿Y qué puedo hacer? No lo entiendo. Solo soy un crío. ¿Por qué me enseñas esto?

—Y por eso eres nuestra esperanza. Eres el futuro, junto a otros millones de jóvenes en todos los rincones del planeta. Esto es lo que quedará en un futuro. Fuego, humo y oscuridad. No se trata de la acción de una sola persona, sino de un gran colectivo que luche día a día por la supervivencia de nuestro hogar. Este sendero conduce a la perdición. Pero hay otros caminos.

—Caminos que deben ser descubiertos…descubiertos con la ayuda de todos.


(Categoría General)
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario