sábado, 9 de abril de 2016

EL PESO DE LA TIERRA. - Por H.E.O.

Zeus, elegante y corpulento, se acercó apresuradamente hacia su hermano Atlas, quien se encontraba sujetando la tierra con dificultad y sudoroso.

- Hermano, la Tierra se tambalea, ¿qué está ocurriendo? ¿Ya no tienes fuerza para soportarla sobre tus espaldas?

El hercúleo dios, hijo de Gea, sostenía el globo terráqueo con ambas manos mientras dejaba escapar algún que otro grito desesperado, incapaz de aguantar el peso. Las piernas, ligeramente flexionadas, temblaban y el sudor recorría todo su rostro. El gran dios, Zeus, comenzó a temer por el futuro de la Tierra y el bien de su hermano.

- Atlas, ¿qué ocurre?

- Zeus, hermano, la Tierra pesa mil veces más ahora. No sé cuál es el motivo pero cada vez es más difícil sostener el peso del mundo.

El dios supremo, con el corazón en la boca y preocupado por la llegada de una catástrofe que hiciera peligrar el Olimpo y el mundo mortal, se dirigió con ahínco a descubrir lo que pasaba. En el proceso de expedición descubrió el motivo: en el fondo de los mares yacían todo tipo de basuras que se acumulaban y provocaban la contaminación de océanos y la muerte de los peces. La tierra, manchada por desperdicios y despojos había perdido su color y frescura, tornándose gris y tóxica. Las nubes ya no eran vaporosas, sino pesadas losas que rodeaban el planeta salpicadas de objetos volantes abandonados.

Zeus entendió todo: la Tierra estaba enferma por culpa de la inmundicia humana. Por primera vez, Atlas se veía incapaz de salvarla.

Post en Facebook
(Categoría General)

EL ABUELO DE BOMBAY. - Por H.E.O.

Ishan se sentó con ímpetu en las rodillas de su abuelo y lo miró. Los ojos abiertos como platos, emocionados. El joven esperó a que aquel sabio hombre le deleitara con alguna historia fascinante con la que el tiempo se le hacía más liviano y el estómago le dejaba de rugir por unos minutos.

Ishan, hace unos años el mundo era diferente, incluido el mar que nos rodea cada día. Cuando tenía tu edad, me dejaba acariciar por los vaivenes de las olas y la brisa marina. Las aguas, diáfanas, de color turquesa, dejaban entrever arrecifes de colores y algún que otro hermoso pez extraviado. Las arenas, suaves y blancas, albergaban algas y conchas que adornaban las playas con su magia. Mis hermanos y yo nos bañábamos todas las mañanas, después de venir de una dura jornada de pesca, impregnándonos de la frescura y calidad del mar, cerrábamos los ojos y descansábamos en paz…

Un inocente niño paseaba por las costas Bombay, solo e inmerso en sus pensamientos. Los intensos rayos de sol dejaban vislumbrar pequeñas gotas de sudor que recorrían su rostro. La piel morena le brillaba y sus humildes ropajes caían vagamente hacia la arena, aferrándose con dificultad a las delgadas extremidades del joven. Con la cabeza gacha, Ishan observaba el ir y venir de las olas del mar. Miró al frente. El agua turquesa del pasado se había tornado negra, los peces de colores habían perdido su pigmento y yacían muertos en el fondo o amontonados en la orilla. El mar, perdiendo su libertad y víctima de las refinerías de petróleo de la bahía, había caído en manos del hombre que, a sus anchas y sin ninguna aprensión, se convertía en conquistador del mundo marino y, al mismo tiempo, en su verdugo.

Post en Facebook
(Categoría General)

CARTA PARA JANE. - Por H.E.O.

Querida Jane:

Ya han pasado dos meses desde que viniste a mi poblado, con tus amigos, dispuestos a hacernos reír. Me acuerdo muy bien del dibujo de tu chaqueta y aún sigo teniendo la pegatina que me regalaste: Unicef pone, y siempre la miro antes de irme a dormir. Te echo de menos. Tengo buenas noticias: no me he olvidado de leer ni de escribir todos los días un rato y ahora quiero enseñarle a mi hermana Safina todo lo que me enseñaste tú.

Mi padre dice que soy ahora más fuerte y todas las mañanas cojo un gran cubo y voy al río. El agua es muy necesaria para nosotros. Mi madre dice que en otra parte del mundo, muy lejos de mi casa, los niños no tienen que moverse apenas para conseguirla… ¡qué maravilla! El viaje que hago es bastante largo, pero durante el camino me dedico a cantar las canciones que me enseñaste y así me acuerdo de ti. Suele hacer mucho calor, pero me imagino que estoy en una de esas playas donde tú naciste.

Mi hermano pequeño, Yaman, no ha crecido casi nada desde que te fuiste. Pesa muy poco y puedo cogerlo en brazos fácilmente. Mi madre muchas veces no come para que Yaman no llore, pero no para… A Yaman se le notan las costillas y nunca quiere jugar conmigo, tampoco habla y no puedo enseñarle a cantar. Mi padre dice que en tierras lejanas los niños crecen muchísimo y que están gorditos, y que, además, no juegan con palos o solo con pelotas… ¿Qué mundo ese, Jane? ¿Está muy lejos? ¿Las personas son muy diferentes? Tal vez algún día me puedas llevar.

Ven pronto.

Nasik

Post en Facebook
(Categoría General)